miércoles, 30 de diciembre de 2015

En busca de Jake Ryan

Yo culpo a Jake Ryan, no príncipe azul.

Desde que tenía 11 años y vi la película Sixteen Candles He estado esperando desesperadamente para mi momento Dieciséis velas.

Está cerca del final, cuando Samantha Molly Ringwald entra en la iglesia para recuperar el velo de su hermana. Al salir se tropieza con el corto señora con zapatos chillones. Hay un momento incómodo cuando Molly trata de explicar por qué se está haciendo el velo y lo importante que es su hermana, la novia.

La mujer mira a su lado, probablemente ya sabe que todo el mundo ha dejado para la recepción.
Al salir de la iglesia, Sam se da cuenta de su izquierda de la familia; que nadie se dio cuenta que se estaba perdiendo.

Su rostro está lleno de tristeza, como, "¿Por qué me molesto en tratar con esta gente?"

Los coches se alejan y de las pistas de música; ahí está, su amor secreto.

Jake Ryan.

Samantha mira a su alrededor, sin habla.

"¿Yo?"

"Yah, usted!"

Desmayo.

A los 11, recuerdo que pensé: "Quiero".

Ojos marrones, alto, guapo, un poco serios y capaces de elevarse por encima de las reglas sociales tontas que se inician en la escuela secundaria y por desgracia llevan más en la edad adulta. Jake tenía la rubia tetona populares, pero mostró cierta profundidad en ir a la pelirroja sensible, solitario y de pecho plano.

Jake trae luz a una niña que se trate como basura absoluta por su familia. En serio, toda la película es acerca de cómo se olvidaron de su cumpleaños y su padre, al darse cuenta de esto, trata de compensar por ello al decir que no siempre se preocupan por ella, que ella es la "inteligente" en la familia.

Camelo. No te olvides de celebrar sus seres queridos en el día de su nacimiento.

La película se cierra con Jake sentado en una mesa de cristal, una torta de cumpleaños gigante sentado entre la pareja. La pastelería está en llamas y los dos comparten un beso por encima de resplandor de las velas después de Samantha declara que ella no tiene que pedir un deseo por su deseo ya se hizo realidad.

Cue de la música.

Suspiro.

No era la Cenicienta, la Bella Durmiente o Blancanieves que me arruinó. No puedo culpar a Disney. Nope. John Hughes recibe todo el crédito por su historia de amor de una chica que es maltratada por su familia y salvado por el señor alto y moreno, rico y guapo que pasa a conducir un coche deportivo rojo dulce.

El tipo que no está sólo en busca de una llamada del botín, que en realidad busca de sustancias. Un tipo que es lo suficientemente romántico para conseguir una tarta y cargarlo con velas, que se presenta cuando las apuestas son hacia abajo. ¿Quién da la espalda a lo superficial, optando en su lugar para la profundidad. Un tipo que toma uno para el equipo al ser atacado por un largo Duck Dong saltando de un árbol.

¿Quién no está asustado a pesar de estar sometido a parientes locos. Un tipo que devuelve sus calzoncillos. Un tipo que puede hacer que te sientas como si la materia, especialmente en el día de su nacimiento, que agradecida que naciste.

Así que no, no quiero una zapatilla de cristal, o para ser despertado por beso de amor verdadero. Nope. Quiero que los coches para limpiar, para buscar de mi desesperanza y encontrar mi Jake Ryan parado allí.

Incluso después de todos estos años, todavía quiero mi pastel. Se puede quemar un poco más brillante ahora, quiero decir que soy 40; pero me niego a renunciar a la esperanza y todavía ingenuamente que mi momento Dieciséis Velas espera.

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